Me senté sobre el capó del auto, balanceando las piernas de un lado a otro mientras observaba a Gael molestar a Thomas. Él pasó su brazo sobre los hombros de su amigo y bajó su cabeza, alborotándole el cabello; sonreí y negué con la cabeza.
No sabía en qué punto habían cambiado mis sentimientos hacia ese chico; aún recordaba la primera impresión que había tenido sobre él la primera vez que lo vi actuando como un adonis en plena cafetería; simplemente lo había considerado como la persona más repulsiva y egocéntrica del mundo; ahora seguía considerándolo egocéntrico, pero no lo veía repulsivo. Incluso, (Dios, no puedo creer que vaya aceptar esto), incluso ahora me agradaba.
—¿Qué demonios estamos esperando? —Gael saltó, sentándose a mi lado.
Me encogí de hombros.
—A Dee, que fue al baño hace... —miré el reloj en mi muñeca y fruncí el ceño—. Media hora; puede que tenga estreñimiento —dije haciendo una mueca.
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