La noche simplemente había sido mágica, estar con Liam la había convertido en la mujer más feliz del mundo.
Liam estacionó el auto, se giró y la miró fijamente, estaba realmente embelesado, ella era hermosa, y al igual que él, ella le había regalado la mejor noche del mundo.
Saber que ella se había entregado en cuerpo y alma lo hacían completamente feliz
Liam se quitó el cinturón, se estiró un poco y se apoderó de los labios de Olivia, se estaba volviendo loco, adicto, ella le había transformado por completo su vida.
—¡Creo que es mejor que me baje, o de lo contrario, usted señor Paterson no me dejara bajar! —hablo Olivia, se separó de él, y limpio su boca con su manos, mientras en su boca se dibujaba una cálida sonrisa.
—Te voy a extrañar pequeña —dijo Liam, abrió la puerta del auto, y caminó hacia la del copiloto.
—No seas tan impaciente, solo será un par de horas. Mi jefe es bastante estricto, no quiero que me despida —dijo ella divertida.
—Voy a matar a tu jefe por exigirte tanto