Capitulo 23

La mirada de él se enardeció aún más, y obedeció, empujando lo justo para introducirle el hinchado glande.

Elisa se tensó, abriéndosele los ojos.

—No temas —murmuró él—. Te dolerá pero sólo por un instante.

Lisa se humedeció los labios, mirando sus cuerpos parcialmente unidos.

—No tengo miedo —logró decir.

Él sonrió, se inclinó y la besó en la boca y la oreja y le lamió un pezón, mientras la penetraba delicadamente.

Cuando ella se relajó, él la penetró milímetro a milímetro todo lo que pudo procurando no hacerle daño. Lisa le abrazó la ancha espalda y se aferró a él.

—Ahora —dijo él, y empujó más profundamente.

El dolor fue breve e insignificante, porque ahora Elisa lo poseía en cuerpo y alma, y mientras él se deslizaba en su interior con convulsiones cada vez más rápidas volvió a sentir que de nuevo iniciaba el ascenso al otro

mundo.

—Jhon —sollozó cuando se besaron.

—Lisa. —Él también sollozó.

Sobre ella, él la embistió una y otra vez, y cuando Lisa no pudo soportarlo más pron
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