Él se queda inmóvil unos segundos antes de continuar buscando en la laguna de chocolate.
- ¿Perdón? – Mis instintos me gritan que le arranque la mascara
- ¿Estudias aquí? – es lo único que logro articular al tratar de decidirme si quitarle el antifaz o seguir rebuscando en su rostro, me está dando mal espina este chico.
- Conseguí tu fresa naufragante- algo en su voz no me termina de cuadrar, es imposible distinguirla con la música haciendo interferencia...quizás si me acerco más a él. No, no es momento de perversidades, Raquel Blake.
El intercambia la fresa de un cubierto lleno de chocolate a otro limpio, ofreciendo llevarla hasta mis labios.
-Yo puedo alimentarme sola, gracias