Su hermana veía a alguien a quien proteger, a quien cuidar, a quien amar, así era Roció, pensaban que era sobre protectora, pero en realidad ella solo quería que ella estuviese lo mejor posible sin que se burlaran de ella sin que la cacharan de tonta. Pasaron los días Daina se sentía tranquila se sentía en paz no se sentía nerviosa era la primera vez que estaba bien que de verdad se sentía en paz hasta que llego el día que conoció a Fernando aquel que le robaría el corazón en un solo instante le había robado literalmente hasta su alma. ― Ella es la hermana de tu prima Roció ― respondió su mamá haciendo que Daina tratara de sonreír, aunque fuese un poco. ― Hola ― dijo Fernando saludándola con un pequeño beso en la mejilla por lo que ella se sonroja un poco. ― Mucho gusto en conocerte ― hablo Fernando tratando de sonreír. Ella no habló, solo le sonrió por vez primera, ella se sintió un tanto tímida en toda la comida, ella no habló, aunque él trataba de hacerle plática, Daina no pudo
Por lo que Fernando le sonrió pasando con su hijo quien era un chico tímido que también tenía la mirada triste ella suponía que era por la separación ella conocía muy bien eso lo había vivido en carne propia solo que ella y su madre no se hablaban era como si fuesen un par de desconocidas y en Mónica mama de Rocío la veía como una figura materna alguien que le contaba sus penas... Subieron a la recámara de ellas, dos Fernando saludo a su primo quien estaba algo pasado de copas, en efecto él se mantenía tomando solo para olvidar esa tristeza de perder a su familia, de perder a la mujer que él más amaba. ― Hola, prima por qué no me invitas de lo que tomas ― dijo Fernando sonriendo. ― No empieces papa, ya tomaste suficiente ― dijo su hijo un tanto enojado, le molestaba sobre manera que tomara, que se emborrachara. En un principio era risas, pasaban un momento agradable, Daina se arreglaba, pero Fernando no perdía la oportunidad de halagarla haciendo que ella se sonrojara o tratara de
― Estúpido orgullo ― murmuro Leonardo viendo que Daina le había llamado pues ahora eran dos corazones que estaban sufriendo la ausencia del uno y del otro. Por su puesto Fernando no le creyó que ella estaba bien presentía que algo le pasaba a Daina por su mirada incesante al celular como si estuviese esperando algún tipo de mensaje que por su puesto jamás llego exactamente aquel mensaje de Leonardo jamás llego pues él estaba destrozado dolido sintiendo que la vida se le iba en un instante. Pero Fernando no se sentía tan ajeno aun sufría en silencio la ausencia de su esposa estar lejos de ella le mataba tanto que muchas veces lloraba amargamente claro estando a solas pues él no quería que lo viesen derrotado había caído en una depresión terrible el cual muchas veces no tenía salida al día siguiente fue a buscarla pero ella no le recibió simplemente lo dejo afuera haciendo que él se sintiese humillado desolado se fue a la casa de su tía donde tal vez se iba a sentir comprendido pasand
Su amigo se quedó con Leonardo sabía que lo que sentía era remordimiento por no estar con ella cuando más lo necesitaba, tal vez se estaba dejando vencer. - Eso quería dejarse vencer Leonardo a estas alturas, a él ya nada le importaba, solo quería estar al lado de Daina que estaba más distante que nunca, por lo que se paró a caminar por la playa, pero hasta eso le traía recuerdos. ― Daina porque ya no estás más a mi lado, porque ― habló Leonardo mirando la foto de ella caminando sin rumbo fijo. Pasaron los días Fernando estaba desaparecido de nueva cuenta nadie sabía de él era como si la tierra se lo hubiese tragado de repente, pues no sabía si él estaba tomando o se había hecho daño no se sabía nada del durante días eso a Daina le preocupo sobre manera por lo que se ofreció con su mamá a ir con él para buscarlo por el mercado por donde fuese posible, pero lamentablemente no había rastro de Fernando. ―Fernando, dónde estás ― susurraba Daina en sus adentros, no podía concentrarse e
― Fernando ― hablaba Daina frente a su lugar de descanso, su voz se escuchaba entrecortada, era tanta su tristeza que no aceptaba que él había partido.Simplemente, su corazón no podía permitir tanto dolor, pues ella se sentía desolada al ver que no estaría más a su lado como él lo prometió, quiso culparlo, quiso odiarlo porque él no quiso quedarse lamentablemente, él se llevó una parte de ella dejándola destrozada...Corría el año de 2020 la época de la rebeldía era algo muy en común donde ya no existían los valores era muy común, sin embargo, Daina era una chica que le gustaba divertirse, pero su padre no la dejaba hacer lo que todas las chicas de su edad salían, pues su padre la tenía bajo el dominio que debía estar en su casa y con su hermano tenía a su novio un chico el cual su padre conocía perfectamente y el cual decía que era un hombre perfecto para ella por todo eso ella se hizo tímida insegura y hasta muchas veces inmadura nunca tuvo una figura materna alguien con quien plat
«Arréglate esta tarde iremos a cenar» decía Leonardo en un mensaje, ella estaba a punto de arreglarse cuando de pronto recibió otro mensaje, era de su hermana diciéndole que vio a su novio con otra pareja, con otra mujer, ella al ver las fotos sentía que su mundo se caía y se derrumbaba esa tarde quiso llorar quiso gritar, pero tenía que guardarlo, ya que su padre diría «Te dije que solo que utilizan» puesto que decidió guardar todo lo que tenía todo lo que sentía como una especie de mochila...Pensaba que aquello era lo mejor, guardarse todo lo que realmente sentía, dejando que él hiciera lo que quisiera, ya que siempre tenía un lema total, todos los hombres engañan y eso solo un rato, aunque en el fondo ella quería casarse y que un hombre la entendiese y la amara.Más tarde ella se arregla y se maquilla como si nada hubiese pasado para salir con Leonardo quien la esperaba en su carro, Daina lo ve, se preguntaba si realmente era el hombre que le convenía las fotos por dentro, la habí
Tenía amigos que se preocupaban por ella le estimaban demasiado, pero por algún motivo ella no lograba verlo por lo que cerraba los ojos fingiendo estar alegre aunque en el fondo ella se sentía desolada si sentía esa desolación esa necesidad llamada amor de sentir que de verdad alguien la puede amar era poco su amor propio que no se daba cuenta de que era la más bella que sus ojos podían ver o mejor dicho el espejo que muchas veces él ha renegado mirarse era tanta tristeza que tenía que pensar que no valía la pena como persona muchas veces ella pensaba morirse, pero veía a su hermano ese pequeño que necesitaba de ella y era su más grande tesoro que le permitía luchar en esta vida que solía ser cruel y áspera. Daina tenía a ese ser de luz que le permitía tener algo de fortaleza, trataba de ser buena niña, pero se sentía asfixiada, su papá siempre la tenía atenida, a lo que él decía no era válida su opinión cada vez que trataba de convivir con la gente ella se volvía tan hermética que
Efectivamente, nada estaba bien, Leonardo estaba herido de gravedad y no había manera de localizar a sus familiares ni siquiera a su prometida que estaba con el alma en un hilo. Pasaron los días para Daina eran los más largos de su vida, al no saber nada de Leonardo después de mucho buscarlo dieron con él en un hospital, estaba vivo de milagro, corrió a verlo y lo ve postrado en una cama sin moverse por lo que ella lo acaricia de la frente y le da un beso a pesar de todo ella lo quería. ― Hola mi amor, gracias por venir ― dijo Leonardo abriendo los ojos, ella no hablaba y el buen tomo su mano y la beso. ― Te amo ― le dijo Leo haciendo que ella tratara de sonreír. ― No te esfuerces, el médico ha dicho que vives de milagro ― le dijo Daina preocupada. ― No saber de ti me causo mucha preocupación ― le respondió ella acariciando la frente de Leonardo por lo que él sonrió con ternura, pues él amaba esas atenciones de ella, comprendía que era un imbécil por engañarla por dejarla de ver c