Su hermana la esperaba en la terminal de autobuses la pensaba ayudar y distraer después de su ruptura con Fernando en un inicio le decía que no anduviera con él sabía lo que era su primo sabía a lo que él estaba metido, sin embargo, no quería intervenir en sus decisiones no quería ser como su papá que había puesto el precio con tal de que se alejarán de su hija o mejor dicho terminarán aquella relación de una vez por todas.
Rocío la esperaba con una sonrisa. Sabía que tardaría en sanarse, sabía que tardaría en recuperar la confianza en sí misma, ya que se había enamorado de alguien que no debía.
—Hola — abrazó a su hermana. — ¿Lista para la fiesta, Daina? — habló Rocío sonriendo.
—Sí, lista — habló Daina tratando de hacer una sonrisa, o mejor dicho, fingía que no le dolía aquella separación, aunque la verdad le estaba doliendo hasta el alma.
Era como un dulce que le habían quitado de la boca era como si le hubieran quitado una parte del, pues estaba profundamente decepcionada de F