Perspectiva de Dani
—Lamento eso, Dani. Pero sigo pensando en que debes ir a casa un tiempo. Para que las aguas se calmen más y puedas estar más segura. Después puedes regresar a Seattle.
Eso no sería lo adecuado. Mamá y yo no estábamos en nuestro mejor momento. No quería ir allí y sentarme a cenar con la mirada llena de prejuicios de mi madre sobre mí. ¿Volver a casa con mi madre? Eso implicaba una guerra entre nosotras.
—Es que estoy peleada con mi madre, Nathan. Me siento más segura y cómoda aquí que en mi propia casa con mi familia. Además, las últimas palabras de mi madre fueron: “Haz lo que quieres. No me meteré más en tu vida. No me llames cuando estés en problemas. Si te pasa algo, pues te jodes. Es tu problema a partir de ahora.” Ha sido muy hiriente. Le faltó decir que renunciaba a ser mi madre.
—Sí, es fuerte lo que te ha dicho. Pero, por experiencia propia, no te detengas tanto en sus palabras, no las pienses mucho. Puedes