—¡¿Qué dices?! —Penélope le arrebató los aretes a Tya y ella se echó a llorar
—¡Son míos! ¡Son de mami!
—¡Tya, que cosas dices, no son de mami! No sé de dónde los has tomado —exclamó Trisha muy nerviosa
—¡De tu cajita de joyas, mami! Ahí estaba tu collar de siempre.
Los ojos de Penélope se abrieron enormes con rabia al escuchar esas palabras y ver a esa mujer.
Trisha dio un paso atrás, y rio nerviosa, mientras su rostro se volvió rojo de estupor.
—Esto es un terrible malentendido, Tya es solo una niña, que no sabe lo que dice, debió hallarlos en la casa, y se ha confundido —dijo la mujer justificándose con rapidez.
Marina tomó a los niños, y también a Tya
—Vengan conmigo, niños, vamos al jardín, deben ir a jugar.
Los niños fueron con una empleada y pidió que los llevaran hasta ahí.
—Mami, ¿Qué pasa? La bruja rebruja perdió la guerra contra la capitana Danna. ¿Verdad? —exclamó Mady
Marina siseó y guiñó el ojo, los niños salieron al jardín.
—¡Eres una ladrona, Trisha! Lo sabí