Capítulo235
—Claro que sé que no es mi hijo —la voz de Nicolás sonaba baja y rasposa, con una calma que paralizaba el alma.

—Pero…

De pronto, le agarró la cara a Paula con fuerza, obligándola a mirarlo a los ojos.

—Puede volverse como yo. Tiene que ser como yo. De piedra.

Los ojos de Paula estaban llenos de lágrimas, pero ya no tenía fuerzas para pelear.

Cada palabra de Nicolás le rompía lo poco que le quedaba de esperanza.

—Déjalo en paz, Nicolás, por favor —dijo con voz débil, desesperada.

—Es solo un niño, todavía es muy pequeño...

Pero él no parecía escucharla. Había una locura en sus ojos, una obsesión que daba miedo.

—¿No fuiste tú la que lo trajo? Este mundo no necesita más ternura ni sentimientos. Lo que necesita es poder. Poder para sobrevivir entre tanta porquería.

Soltó su cara y se alejó un poco, sin dejar de mirarla.

—Yo le voy a enseñar eso. Y también te lo voy a enseñar a ti.

—Ese niño me lo trajiste tú. Es mi juguete favorito. Lo voy a criar a mi manera, poco a poco.

Paula cayó al
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