Marie Johnson
Doy vueltas por toda la casa con el teléfono en manos. No se que hacer. El señor de la renta se ha enojado y quiere su dinero hoy y no lo tengo todo. Dos meses le debo. Haría lo que sea por mi madre y mi hija, son mi todo y no me permitiría verlas en las calles, pasando hambre y frío.
Mi madre me mira preocupada y con ganas de llorar, yo igual quiero llorar, pero debo hacerme la fuerte. Veo el celular y busco el número de Adrián. Es mi única salvación en estos momentos. Quizás el podría ayudarme.
Le doy a llamar y mi corazón se acelera, siento esa molesta de angustia en el estómago, suspiro y me alejo de mi madre. Contesta.
—Hola Claudia —su voz me eriza la piel. Recuerdos rápidos pasan por mi cabeza, pero me calmo y me concentro en el motivo de la llamada.
—Hola —digo nerviosa