ANDREA
Mientras su aliento se abanicaba en mi cara y el mío en la suya, nos quedamos abrazados intentando recuperar el aliento tras nuestro beso.
Él movió su mano mi espalda y la envolvió abrazándome. Yo también moví mi mano de su cuello y rodeé su torso con mis brazos abrazándolo. Me apoyé en él y puse mi oído cerca de su pecho escuchando su corazón acelerado. Me alegré de que su estado fuera el mismo que el mío y de que, sea lo que sea que yo sintiera en ese momento, tal vez él sintiera lo mismo.
—Estás muy guapa— me dijo y me sonrojé escondiendo mi cara en su pecho.
Le oí reírse de mí y luego sentí que me frotaba el brazo con su mano.
—Me encanta el color amarillo en ti— me susurró al oído.
Entonces me dijo que cogiera mi mano y se la llevara a la boca y me diera un suave beso justo debajo del nudillo.
—¿Cómo sabías que hoy es mi cumpleaños?— pregunté mirándole.
Él sonrió y retiró su mano alrededor de mí y de mi cintura y me pidió que me sentara.
Hice lo que me dijo y nos sentamos