El final de la reunión con Lou, aunque necesario, me había dejado exhausta. El abogado había logrado que reviviera la agresión de Dylan, despojándola de cualquier vestigio de emoción, para convertirla en un testimonio frío y legalmente resistente. Pero la mente es un músculo que se fatiga, y la repetición constante del horror me había dejado emocionalmente drenada.
Y era como si revivir esa noche horrible hubiera afectado mi hombro y mi brazo. A pesar del cabestrillo y la manga elástica en el hombro, volvía a doler como la semana anterior.
Encontramos a Sal en el pasillo, apoyado casualmente contra la pared de su oficina, conversando con un hombre mayor vestido con un traje de corte impecable. Al vernos, se despidió del ejecutivo con un breve cabeceo y se acercó a nosotros.
Él y Lou intercambiaron una mirada rápida, un entendimiento silencioso que obviaba cualquier pregunta sobre el contenido de la sesión. El abogado se despidió y se alejó por el corredor hacia el recodo que llevaba a