Emma:
Aún seguía en esta maldita celda, no me dejaron despedirme de mi papá y de Carlo, pero mi mente seguía pensando en Axel, no sé si está bien o no.
—La muñequita está asustada —habló la maldita que me quitó los zapatos.
—No es tu maldito problema —mascullé molesta—, déjame en paz.
Dejé que me quitara los zapatos porque la tipa es más grande que yo y sinceramente no tenía cabeza para pensar en más cosas que estar peleando por un par de zapatos.
—No te conviene hablarme así princesita —se acercó a mi—, aquí nadie puede defenderte, ni siquiera tu papito.
—No necesito a mi papá ni a nadie para defenderme —alcé la mandíbula—, no me asustas.
Ella me tomó del cuello y me pegó de la pared, las demás mujeres hicieron una pared para que no nos vieran, la tipa olía a cigarrillos y alcohol.
—Eres muy bonita, piel delicada y bonitos ojos.. Me pregunto si tú sexo será igual —sonrió de lado.
Me asusté y empecé a forcejear con ella, pero no podía, ella era más grande que yo. Sentí como sus asqu