Hardin
Mi garganta parecía casi cerrada. Dejé caer mi móvil de mi mano. De todos mis malditos defectos, aquel fue algo que no tuve. Nunca fui capaz de traicionar a mi Livy Clarke... Incluso sin compromiso. Incluso cuando no había nada formal. No podía entenderlo, y no me conformaba con la forma en que ella cedió tan fácil. No dejaba de teorizar sobre qué hombre la estaba tocando dentro de aquellas habitaciones.
Miré aquella luz parpadeante, aún parada. ¿Cuánto tiempo se quedarían allí? Debería alquilar una habitación justo enfrente para mostrar de lo que era capaz, pero Livy Clarke no podía tener emociones fuertes. Al menos, no las mías. Otros hombres, sin embargo...
Seguí mirando las puertas. Pasó una hora. Una y media... Dos horas... Qué demonios, Livy, ¿qué me estabas haciendo? ¿Por qué esto ahora?
Estaba tan enfadado. Golpeé las puertas del coche hasta que mis manos sangraron. Dejé que se derramaran lágrimas. No me importaba la apariencia, o el maldito traje caro que llevaba.
Ento