Livy HollowayBesé a otro hombre y me sentí una traidora. Toqué su rostro y sentí que me traicionaba a mí misma. ¿A quién quería engañar? No amaba a otro. Amaba a Hardin, y siempre lo amaría. Pero, ¿qué debía hacer? Necesitaba seguir adelante.Juan siempre hablaba de cómo era necesario un amor para olvidarse de otro. Bueno, ese era un consejo que estaba decidida a seguir. Lo sé, parecía controvertido, pero entendía bien por lo que estaba pasando. Las políticas siempre fueron sucias, y él era un competidor. No importaba lo que estuviera por venir, sabíamos que mancharían su reputación a cualquier costo. Eso era doloroso, porque, aunque no lo amara, aún éramos amigos. Y quizás Lewis tenía razón. Quizás el amor viene en olas, con el tiempo. Quizás algún día estaría intensamente enamorada de él. Quiero decir, ¿qué mujer no lo amaría? Era gracioso y nada caótico, como Hardin. Pero Hardin... Ah, él era temperamental y maravillosamente intenso.– Tierra llamando a Livy... – Bromeó Juan.Lo m
Livy Clarke.Era la hora en que Lewis habitualmente me llamaba, y mi celular no paraba de sonar en el bolso. No podía contestar. Había cosas más urgentes que resolver en ese momento.Conduje tan despacio como Juan, agradeciéndole mentalmente que fuera tan malo como yo. En las nubes, ni siquiera vio cuando mi coche se detuvo prácticamente a su lado. Juan cantaba una canción, pero no parecía de buen humor. Yo, por otro lado, cerré los vidrios oscuros y me agaché. Estaba rezando para que no reconociera mi coche. Pero cuando el semáforo se puso en verde, él seguía en las nubes, tan distraído como yo.Casi provoqué un accidente al ir tras él, y no paré para escuchar los insultos del conductor que detuvo el tráfico al frenar de repente.Juan paró frente al hospital. Ni siquiera estacionó el coche. Juan simplemente bajó, sin importarle si robaban las cosas en el capó abierto.¿Mi amigo estaba enfermo? No, no podía perderlo. Tan pronto como lo vi entrar, estacioné rápido y bajé del coche tamb
Hardin HollowayVer a Livy allí, frente a mí, tan preocupada, no servía para nada más que un recordatorio doloroso. Estaría lidiando con la carga de cuidar a una mujer que yo destruí, mientras veía a la mujer que amaba ser reparada por otro hombre.Ni siquiera conseguía mirarla por mucho tiempo. Sentía una intensa angustia dentro de mí, y que no se pasaba, no importaba lo que hiciera.– ¿Señor Holloway?– Hardin... – La corregí. Odiaba ese apellido, y odiaba aún más el día en que él me adoptó en aquel lugar inmundo.– Señor Hardin, el examen...La mirada de la médica parecía triste. – ¿De mi hijo?– Sí, señor...Estaba interesado, pero, al mismo tiempo, sentía que no tenía elección. Era un bebé, y Daren estaba en prisión. El otro padre... Ah, él no tenía interés, ni siquiera vino aquí. ¿Quién cuidaría del niño, si no el asesino de su madre?– ¿Y entonces? – Metí las manos en los bolsillos, intentando esconder lo mucho que sudaban. Disimulé las lágrimas que estaban casi cayendo por mis
Hardin Holloway– ¡Lo vi!Livy abrió mucho los ojos, se llevó las manos a la boca. – ¿Vio? ¿Cómo? Quiero decir, yo nunca...– Me preocupé por ti cuando desapareciste de tu propio apartamento. Sé qué tipo de madre eres, y sé que no habrías dejado a tu hija. Entonces, te pregunto, Clarke. ¿Quieres ese tipo de hombre para ti?Ella me miró como si no comprendiera. – ¿Qué tipo? Las acusaciones son falsas. Ya pasé por eso. Sé que puedes comprender cómo funciona. La gente puede ser cruel...– Sabes que no estoy hablando de eso.– ¿No? ¿Y de qué estamos hablando?– De tu libertad. ¿De verdad quieres entregarte a alguien que te la va a quitar? Porque, Clarke, él va a... Él te va a llevar de un lugar a otro cuando lo desee, y te va a arrastrar como una sombra a su lado. Ya vi eso suceder antes. Su exmujer...– No quiero hablar de eso, Hardin. Lo siento. Es tan extraño. Nosotros todavía... No sé, siento algo por ti, y no quiero pelear. No puedo conversar sobre eso con el padre de mis...Alcé una
Livy Clarke.Veía aquella multitud de personas. Sosteniendo a mi hija, estaba en medio de una tribuna electoral. Me sentía una idiota fútil, saludando a la gente, como si fuera la primera dama. Vestidos caros, zapatos caros, bolsos caros, y nada extravagantes. Era como aquellas mujeres esnobs que solo usaban Chanel, pero Lewis me pidió amablemente que me pusiera este vestido hoy. Creo que no tenía mucha opción, cuando ninguna de mis ropas en la maleta llegaron a tiempo al hotel.Aún no habíamos dormido juntos. Simplemente, no podía, considerando que estaba embarazada de otro hombre. Habría sido muy extraño.Me preguntaba cómo haría para justificar que su novia estaba embarazada de otro hombre. Me preguntaba cómo diría que era el padrastro de una niña ahora, considerando lo mucho que parecía conservador. Todo para él tenía que ser exactamente como debía ser. Todo correcto. Quizás por eso lo acepté. Necesitaba un poco de estabilidad. Mi vida había estado loca desde que conocí a los homb
Hardin Holloway.Había vuelto a la empresa hacía exactamente tres horas, y me sentía extraño. Dos semanas prácticamente viviendo en el hospital, y aquello parecía la rutina correcta.Mi oficina estaba extraña. Los empleados eran raros. Me senté y no sentí comodidad en aquel lugar. Todo estaba exactamente igual que hace un año, y joder, ese era exactamente mi problema.No estaba realmente preocupado por Maila. Había telefoneado a la familia, y vendrían aquí, a mi oficina hoy. Les pagaré para que cuiden de su propia hija, y quizás me sienta un poco mejor por eso.Desde aquel accidente, me sentí como un monstruo. Siempre hice todo mal, pero esto... Ah, esta mierda con certeza fue mi mayor error. Y ahora, sabía que ella nunca más volvería a moverse. Maila sería una gran carga para quienquiera que la cuidara. E imagino que odiaría vivir de esa manera. Si pudiera, si al menos supiera que ella tendría el deseo de morir, lo habría permitido, pero nunca conversamos al respecto. La muerte siemp
Hardin HollowayMiré a aquella mujer de una forma odiosa. Estoy seguro de que lo supo tan pronto como lo hice. No podía evitar la rabia que sentía. Descubrir que fui engañado así... Simplemente, nunca estuve casado, porque ella ya estaba casada con otra persona. Dejé de estar con la elección de mi padre para tener mi libertad, y elegí mal. Elegí a una perra mentirosa.– ¿Me están diciendo que me casé con una mujer que siempre estuvo casada?Estaban incómodos al responder. – No lo sabíamos, señor. No teníamos ni idea de que ella estaba aplicando esos golpes. Mi hija era una buena chica. Él dijo que iba a cuidarla.Negué con la cabeza. – ¿Puede explicarme por qué razón ella comenzó a hacer eso? Por qué estaba aplicando golpes a los hombres.El padre de Maila negó con la cabeza. – No, señor.Él realmente no tenía idea, pero podía ver por la forma en que la madre comenzó a mirar sus propios pies, que Maila se confesaba con ella. – ¿Y usted? ¿Qué sabe?– No puedo traicionar a mi hija...–
Hardin Holloway– No sé cómo pude ser tan idiota. – Reí. – Ni siquiera sé si estás consiguiendo oírme, Maila. Pero estoy tan enojado contigo ahora.Me senté a su lado, como solía hacer todos los días. Hoy, en especial, era diferente. Más doloroso. No porque aquello me doliera. Hacía mucho tiempo que no sentía nada por ella. Pero descubrir que todo lo que viví. Todo lo que dejé de hacer por ella. Lo fiel que fui, lo mucho que di de mí. ¿Y ahora? Ahora descubro que todo fue mentira. – Desde que supe que nunca fuimos pareja, quemé nuestras fotos. ¿No es la cosa más idiota que jamás hayas oído? Guardé nuestras fotos antiguas. – Pasé mis manos por mi cabello, y entonces, volví a mirar a aquella mujer. Estaba tan diferente. Las cicatrices en el rostro que era tan perfecto. Aquellos tubos pasando por ella. Aquella cosa extraña que entraba por el cuello cortado desde la última vez. No conseguía imaginar lo doloroso que aquello parecía. – Creí que no debía tirar algo que sentí verdadero. Sé qu