Leticia es hija de unos empresarios importantes, Brenner y Walker, la soltera más cotizada de New York. Tenia el novio ideal y el día de su graduación se aproximaba, hasta que una sorpresa desagradable cambia todos sus planes. Llevada por el dolor, despierta en brazos de otro hombre y no es uno cualquiera, es el mejor amigo de su padre. Jann Madekwe, no creía en el amor hasta que en un viaje de negocios conoció a una divertida chica que le robaba las sonrisas, pensó que al fin había llegado la mujer que cambiaria todo y si, lo cambio, más no del modo en que él lo esperaba.
Leer másPrologo
Los últimos cinco años Jann había tenido que estar en viaje de negocios visitando otros países para extender su empresa, queriendo construir de esto un imperio, lo que no se imaginaba era al fin encontrar al amor de su vida.
Ahora, después de hacer tantas cosas que nunca imagino por una mujer, se encontraba preparándose para al fin unir su vida a la de ella, se cansarían en una ceremonia pequeña e íntima, solo con las personas más allegadas.
Agarra su teléfono para ver la hora, cuando se da cuenta de que le ha llegado un correo, no reconoce el destinatario, pero la curiosidad le gana y lo abre descubriendo fotos de su prometida con un extraño.
La rabia recorre todo su sistema, sintiendo que va a perder el juicio en cualquier momento. Sale iracundo de la habitación dirigiéndose al salón donde se celebraría la pequeña ceremonia.
—¿En dónde está ella? —pregunta molesto a los padres de la chica.
—¿Sucede algo? — se acerca la madre de Carla, nerviosa al verlo tan molesto.
—Dígame dónde está, ¡ahora! —ruge rabioso, exigiendo saberlo ya.
—¿Sucede algo? — llega Carla con su vestido de novia lista para la boda, se da una vuelta para que la contemple, pero al verlo venir hacia ella molesto, se congela en el sitio.
—¿Me puedes explicar que significa esto?
Coloca frente a ella el teléfono, pasando las imágenes. Carla se asusta, empieza a negar, por lo que sus padres se acercan viendo lo que Jann le está mostrando en su teléfono.
—Estaba ebria, no recuerdo lo que sucedió esa noche, te juro que no lo sé —trata de contener las lágrimas pensando en una forma de calmarlo y que la boda se lleve a cabo.
—¿Segura? Por qué las fotos siguientes no se te ve ebria —se aleja de ella sintiendo que va a cometer una locura—. No te quiero volver a ver nunca más. La boda se cancela.
Marcus y Maite entran en ese instante, escuchando los gritos de su amigo desde afuera.
—Amigo cálmate, vámonos de aquí.
Le pide Marcus alejándolo de la chica, pensando que puede perder la razón y hacer algo de lo que se pueda arrepentirse después.
—Vamos a llevarte a casa, no estás en condiciones para andar tú solo —le dice al tiempo en que suben al carro.
—Llevémoslo con nosotros a New York —sugiere Maite al verlo por el espejo retrovisor—, no sea que cometa una locura.
Marcus coincide con su esposa, apenas aterrizan, Jann se niega a continuar con ellos.
Leticia
La semana había empezado con buenas noticias, todo estaba saliendo mejor de lo que esperaba. Hasta que se entera que su novio va a llegar esa noche y decide ir a su apartamento para prepararle una sorpresa.
Al abrir la puerta, ve una botella de vino y unos chocolates en la mesa, ropa regada por el lugar y unos ruidos extraños salir de la habitación. Se acerca con sigilo, sintiendo su corazón golpear fuerte contra su pecho.
Al abrir, se encuentra a su amiga montando a su novio, se queda congelada en la puerta viéndolos.
—Leticia, ¿pero qué haces aquí? —Michael se levanta de la cama, haciendo que Xiomara casi caiga al suelo.
—¿Cómo pudieron hacerme esto? No los quiero ver nunca más.
Sale corriendo, escucha los gritos de Michael a sus espaldas.
Al día siguiente, ve la noticia de su compromiso, Xiomara y Michael salen sonrientes durante la entrega del hermoso anillo. Dándose cuenta que solo le vieron la cara de estúpida.
Por fin es viernes, último día en la universidad, al fin su tortura ha terminado, sale temprano del instituto queriendo llegar a casa y descansar de estas semanas agotadoras y en una semana será la graduación.
Para Leticia, nada es perfecto, su padre sigue con la manía de tenerla siempre bajo el radar, logrando que toda la rabia que llevaba acumulada salga a flote como volcán en erupción.
Está tan molesta que por primera vez en su vida se deja llevar, entra a un club que siempre ha escuchado que lo mencionan sus compañeros de clase, aunque no está vestida apropiada para la ocasión, no le importa, entra al lugar y se va directo a la barra pidiendo una mimosa.
Leticia ya lleva unos tres vasos de mimosa cuando empieza a sentir que todo le da vueltas, sabe que debe parar, pero al recordar lo ocurrido con su novio a principio de semana, pide la cuarta mimosa.
—Como que tú también has tenido una pésima semana.
Comenta un hombre sentándose a su lado, está igual de tomado que ella.
—Ni te lo imaginas, me gustaría retroceder el tiempo y cambiar algunas cuantas cosas —comenta arrepentida.
—No creo que hayas tenido una semana peor que la mía.
—Mi novio de hace 5 años me traicionó con mi mejor amiga, había visto un hermoso anillo de compromiso, me había ilusionado de que sería para mí, pero resulta que él simplemente buscaba una mujer no solo para que fuera su esposa, sino que le trajera buenos negocios.
—Entonces creo que estamos a la par, se supone que hoy sería mi boda y justo antes de comenzar la ceremonia, me llegaron fotos a mi teléfono de la que se supone sería mi esposa con otro hombre, llevaba engañándome desde hace 3 años y hasta hoy me vengo a enterar.
—Esta fue nuestra semana entonces, así que bebamos hasta quedar inconscientes, ya mañana con el dolor de cabeza y después de vomitar hasta nuestra primera comida, empezaremos desde cero.
El extraño a su lado choca su copa con la de ella aceptando su propuesta.
A la mañana siguiente
La claridad pega en su cara con lo que busca algo con que cubrirse, intenta abrir los ojos, pero el fuerte dolor de cabeza se lo impide, se gira para evitar que la luz le pegue directo, pero se topa con algo duro a su lado, pasa su mano notando que no es cualquier cosa, es una persona.
Abre los ojos de golpe asustada y efectivamente hay un hombre a su lado y ella se encuentra desnuda.
—¿Pero que hice? ¿Me van a matar?
Chilla histérica envolviéndose en la sábana y empezando a buscar su ropa que ha quedado regada por todo el lugar.
—¿Que son esos gritos? —él se sienta en la cama estrujándose los ojos, sintiendo que la cabeza le martilla, no debió haber tomado tanto.
—¡Oh dios, ahora sí es verdad que me van a matar! —Leticia ve al hombre en la cama sin poder creer cómo pudo haber cometido semejante locura.
—¡Leticia! —Abre mucho los ojos al verla de frente a él, envuelta solo en las sábanas y él sentado en la cama completamente desnudo— Marcus me va a matar.
Luego de dos horas de intentar negociar con su cliente para que acepte su propuesta, tiene un nuevo contrato firmado, lo guarda en su maletín viendo la hora, su hija debe estar por llegar, han quedado en almorzar juntos. —Vaya, vaya, pero miren a quién tenemos aquí, el hombre cuya empresa ha quedado en segundo lugar nuevamente —George se acerca a él con una gran sonrisa en sus labios. —Puedo comprender que te sientas orgulloso de eso, un hombre que nunca había ocupado ese lugar y que esta vez lo haya conseguido por segunda vez. Disfrútalo, porque te aseguro que te durará poco. —Según las estadísticas, no es lo que parece que va a ocurrir, pero no te seguiré echando a perder el día. Aimara entra al restaurante y a lo lejos ve a su padre conversando con su rival, quedando sorprendida, pero a medida que se acercan y ve que la conversación no es nada agradable, decide hacer de las suyas, hacerle sentir a su padre el momento por el que ella paso. —Buenas tardes caballeros —sonríe coque
Extra II Leticia y Aimara van juntas a su primera ecografía, cada una con su respectiva pareja, planificando cada detalle de su consulta. La familia entera entraron a la apuesta, debatiendo sobre cuantos bebes tendrán cada una y hasta la combinación del sexo, por lo que ganar dicha apuesta no será tan sencillo. —Aimara Damon, la doctora la espera —le informa la secretaria— Leticia Madekwe, a usted también la esperan. Cada una entra al consultorio que le indican, respirando profundo para controlar su ansiedad. —Hola, soy la doctora Karla Espinoza y estaré controlando todo su embarazo hasta poco después de que tengas a ese dulce bebé en tus brazos. Empecemos con tu historia médica. Aunque para Leticia no es su primer bebé, si es la primera vez que están en la dulce espera con la alegría de esta noticia desde su inicio, donde estarán juntos en cada momento, logrando tener la experiencia que se perdió con Andrés. —Muy bien, ahora pasemos a la otra habitación para realizar la primera
Limando asperezas Es sábado y Aimara se ha confabulado con Jann para tener el sábado con su prima, aunque eso significa que le deberá una. George, al enterarse del día de chicas, se encuentra con Marcus para terminar unos pequeños detallitos que no se pueden quedar así. —Recuerda escuchar y luego hablar, no te desesperes y no juzgues demasiado rápido sus decisiones —le pide Jann estacionando frente a la casa de George y Aimara. —Lo sé, ya me lo has dicho —deja escapar un suspiro—, temo entrar y escuchar toda la historia, algo me dice que me voy a molestar mucho. —Ella es feliz y es lo único que importa —se acerca a ella y le da un beso en los labios—, ya ve y disfruten su día de chicas. Leticia baja del carro y se dirige a la puerta principal, aun par de pasos, se abre la puerta y Aimara se asoma por ella. —Me preocupaba de que no vinieras —la abraza, para luego despedirse de Jann y hacerla entrar. —Aquí estoy, lista para un día de chicas y ponernos al día de los principales ac
Epílogo El día a llegado, el momento en que Leticia y Aimara se van a reencontrar después de tanto tiempo. La razón por la que esto la tiene tan fuera de sí, es que debe tomar una decisión: aceptar a George en la familia y hacer las paces con Aimara o no asistir a la reunión que se va hacer para darle la bienvenida y con eso, dejar claro que no está de acuerdo. Pero eso no es todo, frente a ella una prueba de embarazo a nada de arrojar un resultado. —Leticia, ¿Estas bien? —Jann está preocupado, tiene mucho rato allí y no sale. —Sí, ya salgo. Leticia agarra fuerzas y toma la prueba entre sus manos, fijando la mirada en la pequeña pantalla donde está el resultado. Positivo. Empieza a llorar sin poder contenerse, no sabe si es de felicidad o tristeza. Solo que tiene el deseo de dejar salir el llanto, se siente desbordada por las emociones que percibe en ese momento. Jann logra escucharla llorar desde el otro lado de la puerta, por lo que se asustado fuerza la cerradura para entra
Capítulo Final Un año ha pasado de que se fueron a Canadá y todo ha sido un caos, sus abuelos se tuvieron que venir a Canadá, pasaron por un momento bastante difícil al vivir el duelo y ahora, Leticia lo único que espera es tener un poco de paz y tranquilidad. —¿Que te tiene tan pensativa? —Jann entra a la habitación encontrándola junto al ventanal. —Cuando nos tocó venirnos a Canadá, yo no sabía si era lo mejor, estar lejos de la familia cuando estábamos en medio de una guerra. Aunque ahora las cosas se han calmado un poco no sé si sea lo más conveniente regresar. Aquí hemos podido tener una vida tranquila, en cambio allá, no sé si podamos tener lo mismo. Le explica exteriorizando sus temores y dudas, tiene miedo, de que el siguiente sea su hijo o su propio esposo. Después de experimentar la tranquilidad, no quiere regresar a una vida llena de incertidumbres. —Tu familia desea tenerte cerca otra vez, ya no hay razón para estar lejos, además de que tu prima está por regresar y tod
Capítulo 74 Estacionan frente a la casa de sus abuelos y antes de bajar, Jann la detiene. —Ten cuidado de lo que dices frente a tu abuelo, creo que es mejor decirle que nos vamos por motivos de negocios, ha tenido muy buena mejoría, no queremos que nada lo empañe. Le recuerda. Aunque a Mía la lograron estabilizar, lo mejor es mantener las cosas como están, al menos para ella. —Lo sé, tampoco es que soy una insensible. Leticia baja del carro y entra a la casa encontrando a Mía y a Maite sentadas en la sala. —Hola, ¿Cómo están ustedes? —las saluda haciéndose notar. —¡Que hermosa estas! El cambio de ambiente te ha hecho muy bien, te vez radiante —comenta Mía acercándose a ella dándole un abrazo, luego a Jann— sí que has cumplido con tu promesa, la has cuidado bien y ¿mi bisnieto dónde está? —Se ha quedado con la niñera, no esperábamos pasar por acá hoy, pero el viaje se nos adelantó —comenta viendo a su esposa con disimulo. —¿Tan rápido se regresan a Washington? —pregunta decepci
Último capítulo