Embarazada del mejor amigo de papá
Embarazada del mejor amigo de papá
Por: Hari Ramírez
Prologo

Prologo

Los últimos cinco años Jann había tenido que estar en viaje de negocios visitando otros países para extender su empresa, queriendo construir de esto un imperio, lo que no se imaginaba era al fin encontrar al amor de su vida.

Ahora, después de hacer tantas cosas que nunca imagino por una mujer, se encontraba preparándose para al fin unir su vida a la de ella, se cansarían en una ceremonia pequeña e íntima, solo con las personas más allegadas.

Agarra su teléfono para ver la hora, cuando se da cuenta de que le ha llegado un correo, no reconoce el destinatario, pero la curiosidad le gana y lo abre descubriendo fotos de su prometida con un extraño.

La rabia recorre todo su sistema, sintiendo que va a perder el juicio en cualquier momento. Sale iracundo de la habitación dirigiéndose al salón donde se celebraría la pequeña ceremonia.

—¿En dónde está ella? —pregunta molesto a los padres de la chica.

—¿Sucede algo? — se acerca la madre de Carla, nerviosa al verlo tan molesto.

—Dígame dónde está, ¡ahora! —ruge rabioso, exigiendo saberlo ya.

—¿Sucede algo? — llega Carla con su vestido de novia lista para la boda, se da una vuelta para que la contemple, pero al verlo venir hacia ella molesto, se congela en el sitio.

—¿Me puedes explicar que significa esto?

Coloca frente a ella el teléfono, pasando las imágenes. Carla se asusta, empieza a negar, por lo que sus padres se acercan viendo lo que Jann le está mostrando en su teléfono.

—Estaba ebria, no recuerdo lo que sucedió esa noche, te juro que no lo sé —trata de contener las lágrimas pensando en una forma de calmarlo y que la boda se lleve a cabo.

—¿Segura? Por qué las fotos siguientes no se te ve ebria —se aleja de ella sintiendo que va a cometer una locura—. No te quiero volver a ver nunca más. La boda se cancela.

Marcus y Maite entran en ese instante, escuchando los gritos de su amigo desde afuera.

—Amigo cálmate, vámonos de aquí.

Le pide Marcus alejándolo de la chica, pensando que puede perder la razón y hacer algo de lo que se pueda arrepentirse después.

—Vamos a llevarte a casa, no estás en condiciones para andar tú solo —le dice al tiempo en que suben al carro.

—Llevémoslo con nosotros a New York —sugiere Maite al verlo por el espejo retrovisor—, no sea que cometa una locura.

Marcus coincide con su esposa, apenas aterrizan, Jann se niega a continuar con ellos.

Leticia

La semana había empezado con buenas noticias, todo estaba saliendo mejor de lo que esperaba. Hasta que se entera que su novio va a llegar esa noche y decide ir a su apartamento para prepararle una sorpresa.

Al abrir la puerta, ve una botella de vino y unos chocolates en la mesa, ropa regada por el lugar y unos ruidos extraños salir de la habitación. Se acerca con sigilo, sintiendo su corazón golpear fuerte contra su pecho.

Al abrir, se encuentra a su amiga montando a su novio, se queda congelada en la puerta viéndolos.

—Leticia, ¿pero qué haces aquí? —Michael se levanta de la cama, haciendo que Xiomara casi caiga al suelo.

—¿Cómo pudieron hacerme esto? No los quiero ver nunca más.

Sale corriendo, escucha los gritos de Michael a sus espaldas.

Al día siguiente, ve la noticia de su compromiso, Xiomara y Michael salen sonrientes durante la entrega del hermoso anillo. Dándose cuenta que solo le vieron la cara de estúpida.

Por fin es viernes, último día en la universidad, al fin su tortura ha terminado, sale temprano del instituto queriendo llegar a casa y descansar de estas semanas agotadoras y en una semana será la graduación.

Para Leticia, nada es perfecto, su padre sigue con la manía de tenerla siempre bajo el radar, logrando que toda la rabia que llevaba acumulada salga a flote como volcán en erupción.

Está tan molesta que por primera vez en su vida se deja llevar, entra a un club que siempre ha escuchado que lo mencionan sus compañeros de clase, aunque no está vestida apropiada para la ocasión, no le importa, entra al lugar y se va directo a la barra pidiendo una mimosa.

Leticia ya lleva unos tres vasos de mimosa cuando empieza a sentir que todo le da vueltas, sabe que debe parar, pero al recordar lo ocurrido con su novio a principio de semana, pide la cuarta mimosa.

—Como que tú también has tenido una pésima semana.

Comenta un hombre sentándose a su lado, está igual de tomado que ella.

—Ni te lo imaginas, me gustaría retroceder el tiempo y cambiar algunas cuantas cosas —comenta arrepentida.

—No creo que hayas tenido una semana peor que la mía.

—Mi novio de hace 5 años me traicionó con mi mejor amiga, había visto un hermoso anillo de compromiso, me había ilusionado de que sería para mí, pero resulta que él simplemente buscaba una mujer no solo para que fuera su esposa, sino que le trajera buenos negocios.

—Entonces creo que estamos a la par, se supone que hoy sería mi boda y justo antes de comenzar la ceremonia, me llegaron fotos a mi teléfono de la que se supone sería mi esposa con otro hombre, llevaba engañándome desde hace 3 años y hasta hoy me vengo a enterar.

—Esta fue nuestra semana entonces, así que bebamos hasta quedar inconscientes, ya mañana con el dolor de cabeza y después de vomitar hasta nuestra primera comida, empezaremos desde cero.

El extraño a su lado choca su copa con la de ella aceptando su propuesta.

A la mañana siguiente

La claridad pega en su cara con lo que busca algo con que cubrirse, intenta abrir los ojos, pero el fuerte dolor de cabeza se lo impide, se gira para evitar que la luz le pegue directo, pero se topa con algo duro a su lado, pasa su mano notando que no es cualquier cosa, es una persona.

Abre los ojos de golpe asustada y efectivamente hay un hombre a su lado y ella se encuentra desnuda.

—¿Pero que hice? ¿Me van a matar?

Chilla histérica envolviéndose en la sábana y empezando a buscar su ropa que ha quedado regada por todo el lugar.

—¿Que son esos gritos? —él se sienta en la cama estrujándose los ojos, sintiendo que la cabeza le martilla, no debió haber tomado tanto.

—¡Oh dios, ahora sí es verdad que me van a matar! —Leticia ve al hombre en la cama sin poder creer cómo pudo haber cometido semejante locura.

—¡Leticia! —Abre mucho los ojos al verla de frente a él, envuelta solo en las sábanas y él sentado en la cama completamente desnudo— Marcus me va a matar.

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