El cuerpo pequeño y desnudo es arrastrado por las corrientes como si de una hoja se tratara. Su piel luce pálida debajo del agua y su cabello largo y marrón flota en diferentes direcciones.
—¡Hay alguien en el río! —grita un hombre. De inmediato, un grupo de guerreros corre en dirección a él y buscan con la mirada lo que sea que haya visto su compañero.
—¡Es una chica! —exclama otro mientras se apresura a ir hacia ella.
Los demás lo imitan y pronto sacan a la joven del agua y la acuestan en la orilla arenosa. Las miradas de ellos examinan el cuerpo desnudo por un largo rato, entonces el más decente se quita su camiseta y la tira encima de la joven mujer.
—Dejen de mirarla como si fuera un trozo de carne —los increpa, provocando las burlas de sus compañeros.
—¡Habló el fiel! —se mofa uno, y todos estallan en carcajadas—. Ya veo que no nos dejarás divertirnos si la lobita no está muerta.
—¡Dejen de decir sandeces! Mejor infórmenle al alfa acerca de este evento —comanda, y se gana los ab