El alfa Tron se encuentra en el campamento de entrenamiento para novatos. Ese queda en el centro de los tres grandes campos de batalla, protegido por el campamento de guerreros avanzados y el de los jefes guerreros.
—Alfa, ¿sucede alguna cosa por la que debamos preocuparnos? —inquiere Yuá, su beta y mano derecha.
—Supongo que no... —responde dubitativo.
—Su expresión me dice lo contrario. Sabe que puede confiar en mí, ¿cierto? Yo nunca lo defraudaría.
Tron lo mira de soslayo y resopla con frustración.
Él siempre ha sido un hombre escéptico, reservado y cuidadoso. Eso le ha impedido hacer amistades reales o tener una persona fuera de su hermana con quien pudiera abrirse. En realidad, su beta es lo más cercano a un amigo que ha tenido, pero eso no lo convierte en uno.
«Es mi beta, su consejo es de suma importancia para mi bienestar y el de la manada», analiza.
—Quiero hacerte una pregunta y espero que me respondas con objetividad. Necesito tu consejo como beta.
—Por supuesto, Alfa, le