Narrador Omnipresente
Una hora antes
Lucía caminaba sonriente del brazo de Augustus. Sabía que no era una persona de la que podía sentirse protegida o confiada, pero, era quedarse con él o que ese hombre interrumpiera el encuentro que le costó a ella la mitad de su pequeño frasco de afrodisíaco que tenía oculto entre sus pechos.
Mientras caminaba, las mujeres la observaban mal, al ver su compañero de baile y todo se volvió más molesto, cuando ella, sonriente se acercó a pedir la comparsita, una canción de tango puro que emociono a todos al escuchar los primeros acordes de la canción.
— Señor Delacroix, ¿está seguro de que puede seguirme el ritmo? — pregunta Lucía sonriente y ello, le pareció un reto a Augustus, a lo cual, respondió tomando su mano y haciéndola girar varias veces antes que su pecho, tocara la espalda de ella.
— Creo que sí. De todas maneras, sería bueno que me enseñes un poco de lo que no sé. — susurra Augustus sonriente.
— Sus deseos son órdenes para mí — murmura Lu