Caminó con cautela hacia él y, para su sorpresa, era Dereck.
—¡Oh, por Dios! —susurró, conteniendo un grito.
El pasillo estaba en completo silencio. Observó cómo Dereck descansaba en una posición que parecía incómoda. Aprovechó el momento para admirar su rostro. Era hermoso, casi perfecto. Camila re