El mismísimo rey de las tinieblas
Después de unos cuarenta minutos la puerta de mi jefe se vuelve a abrir y por ella aparece una melancólica Arianna.

—Te espera Cavalluci en su oficina —musita soltando un suspiro.

—¿Te encuentras bien? —la cuestiono poniéndome de pie y tomando mi tablet para anotar algún pendiente que se le haya escapado a mi jefe.

—Nada, solo que ya me di cuenta de que tenías razón. Ese hombre nunca estará cerca de nuestro alcance —se lamenta antes de darme la espalda, le ruedo los ojos y suelto un bufido de desdén por su dramatismo.

Toco a la puerta de mi jefe y cuando me permite pasar trago fuerte al ver su expresión.

—¿E-en qué le puedo ayudar? ¿Hay algún pendiente por revisar? —pregunto atropelladamente.

—Espero que sea la última vez que la escucho hablando sobre mi vida privada, la próxima vez puede estar segura de que tendrá como autógrafo mi firma estampada en su carta de despido.

—Y-yo…

—Y-yo… —me imita con un pequeño chillido.

—Usted tampoco tiene derecho a meterse en mi vida privada
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo