El entorno quedó en silencio. Era Yahir y su grupo quienes habían resuelto la situación.
Alguien, asustado y temblando, se arrastró hasta donde estaba Leo, llorando: —¡Señorito Castillo, no... no podemos ganar!
Leo lo pateó con desprecio, aunque no tenía fuerzas, era un inútil.
La niebla comenzó a disiparse. El botón rojo en el cuerpo de Jimena dejó de parpadear frenéticamente.
Mariana pensó que el botón en Jimena debía tener relación con ella. Cada movimiento que hiciera, el explosivo en Jimena se activaría.
Muy bien, no podía ser de otra manera, era una bomba hecha en Ciudad de Fantasía.
—Jefa... —Yahir se acercó a Mariana.
Pronto, César, Yago y los demás aparecieron. Mariana los observó, sintiéndose más tranquila.
Al mirar hacia la puerta, vio a Walter, derribando a un hombre.
Se giró, con el rostro golpeado y su camisa blanca empapada de sangre.
Mariana lo miró, recordando su respuesta decidida cuando enfrentó a Leo.
Él la eligió. Por ella, haría lo que fuera.
Quería creer que Walt