Capítulo 1125
Walter fue llevado al centro de la fábrica, sin poder avanzar más. Una de las puertas del almacén se abrió, revelando un televisor donde se mostraba a Mariana atada a una silla.

La luz del almacén era amarillenta, y Mariana, con el ceño fruncido, miraba la cámara con una expresión grave. Leo estaba a su lado, jugando con un cuchillo.

El corazón de Walter se apretó al ver a Leo cubrir la cámara con su rostro, que se amplificó, volviéndose especialmente claro.

Leo movió la mano hacia Walter y dijo: —Hola, señor Guzmán, ¿puedes verlo?

—Suéltala, Mariana —Walter frunció el ceño, bajando la voz.

—No puedo dejarla ir, pero, señor Guzmán, te contaré un secreto —Leo soltó una risa burlona, disfrutando el momento.

Walter frunció el ceño, sin entender qué quería decir. Leo debía poder verlo.

Leo inclinó la cabeza, mirando provocadoramente a la cámara. Su tono se volvió amenazante: —Señor Guzmán, a las once de la noche haré una transmisión en vivo en toda la ciudad.

—¿Transmitir qué? —Walter frun
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