—Mariana, sin importar qué, hoy tengo que estar aquí —Walter ajustó su actitud y, con determinación, lo dijo.
Sabía que Mariana lo odiaba y que la familia Chávez no lo quería.
Incluso si hoy no le permitieron entrar a la casa, él vino a saludar para demostrar que le importaba el cumpleaños de Tobías.
—Así es, señorita Chávez, hoy es el cumpleaños del señor Chávez. Como joven de la familia Guzmán, tiene que venir a felicitarlo —Simón también intervino para apoyar a Walter.
Mariana miró a Simón con desdén, como si pensara que se estaba metiendo donde no le correspondía.
Simón guardó silencio.
Walter le hizo una señal a Simón para que dejara las cosas y esperara en el coche.
Simón asintió, se disculpó con Mariana y se marchó rápidamente.
—Mariana, solo dejaré las cosas y hablaré un momento con tu padre, ¿puedo? —Walter volvió a mirarla, suplicante.
Mariana lo observó, sintiendo por primera vez que Walter era realmente obstinado.
No quería tener nada más que ver con él, así que decidió ser