Mariana decidió ignorarlo y arrancó su coche, alejándose sin mirar atrás.
El vehículo de Walter la siguió de cerca.
Mariana intentó sacudírselo de encima, pero él se mantenía pegado a ella.
Ambos coches aceleraron por la carretera, persiguiéndose mutuamente, atrayendo las miradas de varios transeúntes.
Mariana conducía de manera audaz, zigzagueando y desafiando las reglas. Después de todo, era una verdadera piloto de carreras.
Walter, debido a su posición, no quería causar una mala impresión, así que trataba de seguir las normas. Sin embargo, no se dejaba intimidar y continuaba tras ella, sin ceder.
Al llegar a la entrada del instituto de investigación, Mariana bajó del coche. Miró hacia atrás, hacia el vehículo de Walter, y levantó el dedo medio, sonriendo con desdén antes de entrar al edificio.
¡Qué basura!
Mariana había ganado a Walter, y su ánimo estaba por las nubes. Le hizo un gesto de despedida y se adentró en el instituto.
Walter, por su parte, lucía bastante mal.
Durante todo