El patio estaba vacío y silencioso.
Por lo que se veía, toda la zona no solo estaba abandonada, sino también desconectada de la red eléctrica. El crepúsculo pintaba un naranja sangriento en el borde del cielo, y al instante los edificios se oscurecieron sin ninguna luz a la vista.
Como un monstruo acostado sobre su vientre, con la boca abierta esperando a su presa.
Scarlett intentó buscar un teléfono de emergencia que pudiera estar funcionando, pero si Sebastián ya había intentado llamar a la policía, eso no ayudaría a nadie. Podría intentar escabullirse de la zona y buscar ayuda una vez que lo lograra. Pero en ese momento...
No tenía a nadie más que a Silco a quien recurrir, y ni siquiera estaba segura de si eso no significaría entregarse de nuevo a las fauces del monstruo.
O podría intentar sacar a Sebastián y Arthur por su cuenta. Lo más difícil y lo menos probable. No había ningún coche en el patio, pero no podían haber llegado a pie. Sus coches debían estar en alguna parte, y si p