Scarlett esquiva justo en el último segundo.
No sabía cómo logró mover su cuerpo paralizado por el shock para completar ese movimiento, pero si no lo hubiera hecho, el tipo ya estaría mirándola directamente a través de la rendija entre las dos puertas.
Había perdido el arrebato de valor que le dio su furia ardiente. Lo único que quedaba era su corazón palpitando con latidos tan fuertes en su pecho que sentía que incluso el tipo fuera de la puerta podría escucharlos. No podía creer que casi hubiera salido precipitadamente para enfrentarse a un violador sin ningún arma en las manos.
Pero su plan estaba tomando el peor rumbo posible:
Cuatro tipos estaban sobre Sebastián, y su vida seguía corriendo grave peligro. No había forma de que pudiera escapar o derribar a este matón tatuado con un bate en la mano.
¿Y ahora qué? Nadie podía salvarla esta vez.
El tipo metió el bate entre las puertas, empujándolas ligeramente para abrirlas. Scarlett contuvo la respiración, retrocediendo contra la pare