~Scarlett~
Él nunca se sentaba a mi lado. Siempre estaba al lado de Ava cuando estábamos en la casa de los Fuller, y en nuestra casa se sentaba en la otra esquina de la mesa.
—Sebastián... —murmuró Ava, bajando la cabeza de golpe, justo cuando estaba sonriendo como idiota porque Jack Fuller prometió pagar todo lo que yo había tirado— Yo, yo quiero...
Se paró con el plato en las manos.
Deseaba cambiarse de asiento.
—¿Y dónde más debería sentarme? —Sebastián se acomodó bien, apoyando un brazo sobre el respaldo de mi silla. Me miró a mí, no a Ava, cuando señaló la silla vacía a su otro lado— ¿Sabes para quién es esa silla?
Ava se quedó congelada, mirando a Sebastián con tanta tensión que hasta se le pusieron blancos los nudillos de lo fuerte que apretaba el plato.
Blanqueé los ojos. Sí, claro. Tu princesa. La niña de tus ojos. Como si me importara estar sentada junto a ti.
Tomé mi plato para moverme, pero él alcanzo a agarrarme de la muñeca
—Esa silla de allí es de Anna. ¿Y sabes por qué?