~Scarlett
Ignoré la Coca-Cola helada.
No iba a cogerla y darle a Ava una buena razón para reírse de mí.
Me serví un poco de puré de papa y algo de ensalada, pero nada en esa mesa me llamaba la atención como ese tazón de alitas que tenía justo enfrente. Nadie lo tocaba, y yo tampoco podía, no sin algo bien frío para acompañarlo. Supuse que podía conformarme con un vaso de agua con hielo...
Miré el agua simple, sin sabor. Pero no la quería.
Miré hacia la cocina. Tal vez había más Coca-Cola allá, aunque los Fuller no tomaban gaseosa. Tener una hija que lucha por su vida todos los días les había cambiado el estilo de vida —comían y hacían todo extremadamente saludable.
Pero tal vez...
—La Coca-Cola venía con las alitas —dijo de repente Sebastián, con un tono tan inocente que daba rabia, como si acabara de leerme la mente— El restaurante sí sabe cómo se disfrutan unas buenas alitas BBQ.
¡Yo también! Empecé a arrepentirme de haberla rechazado. Sí, el imbécil la había traído, pero la Coca-Co