Cap 82. Un viaje "casual"
El castillo parece más grande desde que ella no está.
Más frío también.
Más silencioso.
Alejandro había pasado años recorriendo sus pasillos, memorando sus columnas, entendiendo el eco particular de cada corredor. Pero ahora, cada paso resuena con un vacío que antes no existía. Es como si la piedra misma extrañara su risa. Esa risa que se colaba por las ventanas abiertas, que salpicaba vida a los espacios oscuros, que despertaba sonrisas incluso en los criados más hoscos.
Amaris.
La princesa del corazón cálido, de los ojos curiosos y las bromas improvisadas.
Alejandro cierra los ojos en su estudio y se recuesta en el sillón, dejando el informe del consejo a un lado. Las cifras se emborronan cuando el pecho duele. Y el suyo duele más de lo que está dispuesto a confesar.
Piensa en buscar una excusa. Una reunión de alianzas diplomáticas, una revisión protocolar, una inspección real por las academias o monasterios. Cualquier razón serviría para viajar al reino donde ella ahora reside lejo