Capítulo 77.
Mateo.
La cena aceptada la iba a cobrar, parecía que ella lo había olvidado porque se veía muy molesta al tenerme frente a frente en una mesa. Lo exclusivo de Manhattan lo conocía, no por hacer valer mi apellido, aunque sabían quién era y lo que necesitaba. Pero la razón principal era que, nunca me agradó compartir mesa.
Aunque muchas veces debía hacerlo. Nunca fue por decisión propia. Ahora tenía uno de mis sitios preferidos, por el salón que tenía cada mesa. No había meseros pasando cada dos segundos, ni otras mesas cerca de la mía.
—¿Y todo esto es para…?— La pelirroja tenía la espalda derecha y esa posición de no querer tocar nada de la mesa. —En verdad no te entiendo, ¿una cena para qué?
Rascó su nariz.
—Tengo hambre— seguí comiendo sin verla. Ella seguía rehusándose a tocar la comida de su plato. —Hablemos.
Limpié mis comisuras y vertí un poco más de vino.
—Cuéntame tus intereses o algo que gustes compartir— arrugó la nariz, apoyé los brazos sobre la mesa y admiré lo