Capítulo 190.
—Fuiste entrenado como líder desde los cinco años —dijo la psicóloga tras varios minutos en silencio, intentando mantener el rumbo. Él siempre desviaba la conversación—. Cuéntame cómo fue un día normal para ti.
Valente inclinó levemente la cabeza, sopesando si valía la pena responder. Al final, decidió que sí, pese a la peste que sentía invadiendo el lugar.
—Despertaba a las cinco. Corredores de barro. Pruebas físicas —enumeró sin emoción—. Historia. Economía. Liderazgo. Estrategia militar —siguió—. Entrenamiento con armas. Clases de modales. Idiomas. Correcciones públicas. Castigos en silencio. Humillaciones si fallaba. Lo habitual.
Ella alzó una ceja.
—¿Y tu padre?
—Siempre presente —respondió con frialdad—. Observando. Castigando. Asegurándose de que no creciera débil.
—¿Sientes rencor hacia él por haberte negado todo para cuanto te preparaste?
Valente se tomó una pausa, apenas perceptible. El olor en serio era aberrante.
—Siento indiferencia —respondió. Su tono no era tan control