Capítulo 116.
«No hay información al respecto» decía el mensaje que Mateo leyó antes de apagar el móvil. Mientras escuchaba a Harper decir sobre lo que quería hacer con las armas. Sí le daba datos, pero no completos. Podía notarlo.
—El clan necesita tener un registro real de cada comprador, porque algunas son rastreadas, lo que da paso a iniciar confrontaciones— explicó. —Es como soltar a Horus o Scar y que sus ataques fuesen tan notables para convertir eso en una declaración de guerra.
—¿Por qué no están contigo?— quiso saber la inglesa, mientras veía al mafioso cerrando el cinturón luego de su ducha.
—No puedo mover a un Tigre, a una serpiente y a un rottweiler de avión en avión— sacó la camisa de armario. —No es saludable para ellos. Los envié de regreso desde California.
—No creí que diría esto, pero me encantaría conocer a Rangda— Mateo la miró, sin dejar de abotonar la camisa para cubrir su torso. —¿Cómo es?
—Venenosa. Se entenderían bien— Harper se vio divertida ante la respuesta. Querí