No entiendo porque la diosa Luna no interviene para que mi vida no sea peor, en especial, porque ella sabe perfectamente que la mayoría de mis años de vida han sido un completo infierno.

Sin embargo, no puedo estar en contra de ella, cuando es gracias a su ayuda que aun sigo con vida cuando tengo todo en mi contra. 

— ¿Le di?

— No lo sé, está muy alto para escuchar un quejido, señorita. — responde el hombre lobo mientras yo ni siquiera me muevo, porque todo mi cuerpo esta tensionado.

Mi cuerpo tiembla y sé que no es por tener frío, si no, por el miedo a perder la vida. Sin embargo, mi deseo por sobrevivir me ayuda a concentrarme cuando ella dispara por segunda vez.

Con ambos pies en dos ladrillos que no están cerca entre sí, comienzo a mirar a mi alrededor para reemplazar mis manos sujetadas al techo unos ladrillos a los que me aferro sabiendo que mi vida depende de