El olor es tenue, pero, al menos hay esperanza de que venga a curarme de esta maldita enfermedad que no merezco. Es por eso, que miro hacia el balcón donde Lucifer sin importarle quien lo vea, se transforma en lobo y aúlla con fuerzas, al punto que se rompen las ventanas.
Pero, eso no hace que el hombre lobo avance más rápido o por lo menos, no a la velocidad que Lucifer tanto quiere. — Ya viene. — susurro.— No necesito solo que ya venga, realmente debe estar aquí mismo. No quiero quedar viudo siendo tan joven.— Gracias por preocuparte mucho por mí. — digo indignada y él me sonríe.— Sabes que lo hago, pero, también me preocupa quedar sin pareja tan pronto. Para obtener mi permiso de morir debes tener al menos cinco hijos conmigo. — digo y siento que mi corazón ha decidido detenerse por ser tan desgraciado.No tengo siquiera áni