Devastado, me derrumbo sintiéndome una completa basura que no tiene idea de cómo reparar el daño causado. Entonces, lo supe, todo esto era el castigo que merecía por no darle el lugar que correspondía a mi esposa y apresurarme en tener un hijo con ella cuando no sabía por todo lo que realmente había atravesado.
Por eso se negaba a tener un hijo, la odie por varios segundos al ver la frialdad con la que me mostraba no querer un bebé y ahora… con todo lo que sé sabía porque temía ser madre. A Angela la destruyeron desde adentro y de eso fueron participes muchos lobos entre esos incluyéndome.
— Alfa…
— Lo he jodido todo. Realmente lo he jodido todo. — susurro aturdido.
— La señora necesita quedarse un tiempo en recuperación y que ninguna feromona hostil la dañe. — dice el doctor mientras yo intento oler al menos un poco más a mi hijo.
Pero, como si fuera una brisa pasajera, ya no puedo seguir sintiendo el olor que durante varias horas anhele verlo formado en un bebé que nos haría felices