Con temor, busco la forma de aferrarme a la vida sin ser usada como una basura que solo es útil para transferir enfermedades a mi cuerpo, es entonces cuando siento algo extraño en mi cuerpo.

‘Ojalá sea suficiente para poder ganarle.’ Me digo mentalmente, pero, dudo que algo pueda detener a un alfa que parece bueno causando daño.

Ni siquiera me da tiempo de sacar esa herramienta, cuando debo cambiar nuevamente de cubículo porque ese hombre ha comenzado a patear la puerta donde me encuentro. Así que, angustiada, entro a un nuevo cubículo donde espero tener mejor suerte.

— ¿Qué pasa? ¿Eres una escurridiza loba que no es capaz de enfrentarse a su oponente de manera limpia?

Me quedo en silencio y paso al siguiente cubículo notando que no hay otro y que la maldita puerta no está disponible, porque hay algo que parece una dinamita demasiado complicada para desactivarla.