Quisiera decir que estoy molesta, pero, me hace pensar en los pequeños lobos con los que jugaba y persuadía para que comiera. Es ese recuerdo el que me hace sonreír y cuestionar al hombre frente a mí sobre mi cordura.
— Ayúdame a saber si estoy volviéndote loca o hay un motivo real para sonreír. — dice él y yo me levanto de mi lugar para poder servirle la comida y así arrebatarle mi plato.— Solo come. — digo arrebatándole mi plato.Las chicas se marchan, por lo que, quedamos solos comiendo cada quien su plato, pero, el muy descarado me arrebata nuevamente el plato.— ¡Oye! — grito enojada.— Se ha acabado mi comida y sigo con hambre. — dice Lucifer como si eso justificara su mal accionar.— ¿Qué me importa a mí eso? — pregunto con molestia.— Bueno, es que si tengo hambre sigo comiendo y