Verlo a él me cae como un balde de agua helada. Sé que uno no debería temerles a los padres, pero, debido a todo lo que me ha hecho y también ha permitido que otros hagan conmigo, el miedo es justificado.
Pero, me esfuerzo por no demostrárselo, no quiero darle ese poder a él cuando sé lo que es capaz de hacer solo por placer o deseo de herir a los demás aunque no le proporcione ningún beneficio.— ¿Qué mierda haces aquí?— Parece que el tiempo fuera de mi casa te ha educado mal y por eso, crees que puedes hablarme así. — dice mi padre con frialdad.— Sí, ya no te tengo miedo, antes toleraba tanto porque no tenía apoyo o a donde ir…— ¿Tienes un apoyo ahora? — pregunta él extendiendo sus manos para demostrar que solo estamos él y yo.Con cuidado comienzo a tocar debajo de mi almohada con