El aire estaba cargado de electricidad y energía pura. Cada paso de Ciel sobre la tierra temblaba bajo el peso de la marca del eclipse, que brillaba con un rojo intenso, más viva que nunca. Azrael se encontraba frente a ella, rodeado de un aura de sombras y fuego, su mirada fija y calculadora, evaluando cada movimiento.
—Portadora del eclipse —dijo, su voz grave resonando entre las montañas—. Has crecido… pero hoy enfrentarás la verdad de tu poder. Hoy sabrás qué significa dominar la marca.
Ciel apretó los puños, su respiración profunda y controlada. Ian y Jordan se colocaron a su lado, formando un triángulo estratégico que cubría todos los flancos. La coordinación entre ellos era perfecta; cada movimiento de Ciel estaba sincronizado con los de sus aliados.
—Recuerden —susurró Ciel—. Todo lo que Kael nos enseñó… cada ilusión, cada patrón, cada trampa de Azrael… esto es nuestra oportunidad. Anticipen, adapten, ataquen.
Azrael levantó una mano y un torbellino de sombras surgió a su alre