La fortaleza Vorlak temblaba con cada paso de la sombra ancestral. Sus ojos brillaban como dos soles oscuros, y su sonrisa reflejaba siglos de conocimiento y poder. El suelo parecía vibrar bajo la presión de su energía, y cada objeto en la sala proyectaba sombras alargadas que se retorcían, como si quisieran atrapar a los tres portadores.
—Ciel —dijo Ian, su voz grave y tensa—. Mantén tu enfoque. Esta vez no son solo ilusiones ni trampas: es un ataque directo a nuestra mente y cuerpo.
—Lo sé —respondió Ciel, sintiendo cómo su sangre híbrida vibraba con intensidad—. Mi parte humana anticipa sus movimientos, mi parte vampírica me da fuerza para actuar. Unidos, somos imbatibles.
Jordan dio un paso adelante, sus colmillos reflejando la luz del eclipse que atravesaba los vitrales:
—Entonces hagámoslo. Cada golpe, cada estrategia, cada ataque mental debe estar sincronizado. No podemos fallar.
La sombra lanzó el primer ataque. No era físico: eran fragmentos de energía que golpeaban directame