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“El rey del inframundo”
Un estruendo, golpeó con rudeza los oídos de Eva de manera repentina.
Los párpados de sus ojos se hallaban comprimidos al percibir como todo su cuerpo se sacudió con violencia de un instante a otro. El agarre de Zyghor sobre sus caderas la hicieron retroceder, su corazón latía con demasiada fuerza, tanta que le era casi imposible mantenerse en pie.
Una vez que la realidad le llegó de golpe, gritó tan fuerte, que los seres espirituales que andaban merodeando por el panteón de los muertos, salieron corriendo aterrados. Zyghor tomó su cabeza para nivelarla, sus manos temblaban por el miedo de no saber lo que estaba pasando.
—¿En dónde estoy?
Dijo, al notar que este lugar no era su mundo.
El cielo tenía similitud con la tierra, era un tono azul precioso, sin embargo, la mezcla con lila y naranja lo hacía irreal. Las estrellas aquí brillaban mucho más, y ni hablar de la estructura tan dólico que adornaba la acrópolis. La ciudadela tenía columnas exquisitas, digna