EMMA:
Sus manos comienzan a apretarme cada vez más y el calor en mi cuerpo comienza a expandirse, hasta que recuerdo las indicaciones del médico.
— Noha, para... detente.
— ¿Por qué? No quiero. Ya es muy tarde.
Ambos hablamos entre jadeos y dios, No, no quiero que se detenga, pero por el bien de nuestro hijo deberé detener esto.
— No, Noha, basta... el bebé.
Fue algo automático e incluso un poco cómico, la forma en la que se alejó de mí.
— ¿Que, que sucede? ¿Te duele algo? ¿Quieres ir al médico? Acaso hice...
— ¡NOHA!, para, es que el médico me recomendó que... nada de sexo hasta la semana 15, solo por precaución.
— Genial, pequeño bandido, todavía no has nacido y ya comienza la cuarentena.
— ¿Peque&ntil