Capitulo 68.
Capítulo 68.
No sabía que el sonido de una azada hundiéndose en la tierra pudiera ser tan hipnótico. Lo supe cuando vi a Derek agachado, con la camiseta colgando de su hombro y el torso al descubierto, mientras removía la tierra para plantar unas hierbas medicinales. No podía dejar de sonreír sabía que plantaba esas hierbas solo por mí.
Tenía el cuerpo lleno de tierra, sí, pero también cubierto por gotas de sudor que brillaban bajo el sol, y yo, parecía medio tonta, estaba escondida detrás del porche espiándolo. Me ardían las mejillas, el cuello, hasta las orejas. Lo peor de todo es que ni yo misma entendía por qué me sentía así.
Al menos él no tenía ni idea del efecto que causaba en mí. O eso era lo que quería creer, porque si se daba cuenta de que me quedaba embobada mirándole cada vez que se agachaba a plantar hierbas, probablemente le crearía expectativas que no estaba segura de poder corresponder.
Aquel rincón de tierra, que antes era un simple pedazo abandonado, ahora parecí