Capítulo 81.
Capítulo 81.
Desde que el Alfa Paul me dejó las cosas claras, he hecho todo lo que han pedido. Si me traen comida, me la como; me visto con la ropa que el Alfa elige para mí y no me quejo, tan solo obedezco.
No me queda de otra: si no obedezco, no me dejarán ver a Hugo, y eso es lo único que me importa. Da igual cómo me sienta y también si me gusta o no; si no obedezco, no podré ver a mi hijo, y si no lo tengo a él, ya no tengo nada por lo que seguir viviendo.
Y por fin, el día que tanto ansiaba ha llegado. Una de las criadas toca a mi puerta y me da la mejor de las noticias.
—Señora, puede ver a su hijo.
Ni siquiera le respondo, tan solo sonrío como una boba. No quiero perder el tiempo, así que dejo lo que estoy haciendo y la sigo a toda prisa. Caminamos por un pasillo; se me está haciendo demasiado largo, pero poco me importa ya. Sé que al final estará esperándome mi bebé.
Paramos de repente. No me atrevo a preguntar, por si acaso cambian de opinión. Cuando abren la puerta, el