Mercedes no salía de su asombro, a pesar del poco tiempo que llevaba conociendo a Guillermo, sabía que era un hombre de personalidad complicada y carácter fuerte. Para tomar una decisión tan importante como el matrimonio, debía estar profundamente enamorado de Grecia.
—¿Qué has dicho? ¿Guillermo te propuso matrimonio? —preguntó incrédula.
—Sí, Mercedes. Me pidió que me casara con él porque quiere darle su apellido a mi hijo.
Mercedes se cubrió la boca, atónita. —¡Dios mío! No puedo creerlo. Eso quiere decir que está enamorado de ti, Grecia. ¡Pero eso es maravilloso!
Grecia se levantó de la silla abruptamente, su expresión reflejaba molestia.
—¿Maravilloso? Por favor, Mercedes, claro que no es maravilloso. ¿Es que acaso no te das cuenta?
—¿De qué no me doy cuenta?
—De que yo sigo amando a Luis Fernando, y no me siento preparada para comenzar una relación con alguien más.
—Te entiendo, querida, pero también debes pasar la página y comenzar a pensar en ti y en es