Catalina

Mi mente está envuelta en una nube de placer mientras que siento como las manos de Gabe recorren mi cuerpo y Dios amado, aún con la ropa puesta es como si el tacto enviara corrientes eléctricas a todo mi cuerpo.

Esto… no pensaba en esto cuándo dije que lo buscaría, honestamente creí que terminariamos peleando como siempre, pero al verlo, al notar el estado en que estaba, el miedo en sus ojos al creer que le había pasado algo a Samuel… No, no puedo seguir negando lo que siento.

Y el dijo que me amaba. Aunque no sé si ha sido consciente de ello.

Un mordisco me hace soltar un chillido y cuando abro los ojos me encuentro con su mirada azul viéndome con fijeza.

—¡Me has mordido!—le digo e intento golpearlo, pero él sujeta mi mano y veo como una sonrisa lenta y lobuna empieza a formarse en sus labios y siento que mis piernas se debilitan.

Yo conozco esa sonrisa.

—Eso es lo que pasa, cuándo llevas tu mente a otro lado, ¿Acaso el beso te estaba aburriendo, kitten?

Trago.

Tengo que ha