~Capítulo 01~

~Olivia Johnson~

—¡¿Dónde está mi celular?! — grito histérica por no encontrarlo en ningún lado, llevo toda la mañana en busca de él.

—Si te revisas los bolsillos creo que lo encontrarás — me indica mi amigo Lorenzo.

—¿Cómo llego ahí? — lo saco del mi bolsillo trasero.

—¿Será que tú lo metiste? — dice con sarcasmo.

—Idiota — comienzo a revisar mis mensajes, busco de saber si mi padre ya se regresa de viaje esta semana o no.

—¿Qué se supone que haremos hoy? Odio no tener clases, odio pasar el día encerrado — se queja.

—Y pensar que apenas es el primer día, escuche que cerraran la universidad, al parecer el fundador era un gran mafioso, vivía bajo fachada — me desvisto frente a mi amigo; Está es la ventaja de tener un amigo gay, que puedes desnudarte y no pasará nada.

—¡¿Qué?! Que venga mi príncipe y me rescate de esta torre infernal — coloca la mano en su frente modo exageración mostrando sufrimiento.

—No seas tan dramático, pienso que deberíamos ir buscando otra universidad, las cosas ahí se pondrán muy feas, la investigación será para rato — cubro mi cuerpo con ropa nueva.

—¿Dramático? ¡Jamás! Ya me conoces bebé y el encierro no es de mi gusto, la única manera que pase un día entero aquí es que tenga una gran compañía, y no precisamente la tuya — eso me ha dolido muy en el alma.

—Me partes el corazón — hago pucheros enormes y finjo llorar.

—Baby lo siento, pero tú jamás me darás lo que me da mi amorcito, entiéndelo — cierro mis ojos y niego.

—¿Tú amorcito? Tú amorcito se acuesta con todo aquel que tenga un hueco donde meter el pene — me hace gestos de dolor — ¿Qué le vez a ese hombre? ¿Tiene la polla de oro? — busco ahora mi bolso y tampoco lo encuentro.

—Esta bien bueno el condenado, déjame disfrutarlo por favor, además, es él hombre que amo con locura — me tiro al suelo para revisar debajo de la cama.

—Si, es cierto, pero como te dije le gusta… estar con todo el mundo, mujeres y hombres, ¿No te da miedo? Podrías contagiarte con alguna infección sexual por su culpa osito — me levanto viendo a todos lados.

—No te preocupes, mañana lo dejo, ya me he enamorado nuevamente — me muestra una foto de un hombre extremadamente hermoso, hasta yo me he enamorado.

—¿Quién es ese? — pregunto curiosa.

—Ni puta idea, pero no lo mires mucho, ya es mío — alzó mis manos rendida.

—¿Me ayudas a buscar mi bolso por favor? — suspira.

—Baby, tu bolso está allá colgado — señala a la entrada del apartamento.

—Oh, ¿Quién lo montaría ahí? — Camino apresurada y me tropiezo estúpidamente con una caja cayendo al suelo — ¡Maldición! ¡¿Qué haremos con estas cajas?! — me levanto histérica y él me observa.

—Ordenarlas, esas cajas tienen ahí más de tres meses bebé, ¿Cuándo comenzaremos a ser ordenados? — asiento mi cabello que se alboroto por la caída.

—Quizás ahora, o mañana, o puede que nunca — saco mi reloj de la cartera.

—En cuanto llegues comenzaremos a organizar todo esto, si el propietario entra aquí nos corre con todo la razón del mundo — corro a mi habitación por algo de perfume y me rocío por todo el cuerpo — ¡Por dios mujer! Te acabarás todo el frasco — lo lanzó en mi cama y salgo.

—¿Cómo luzco? — me planto frente a él.

—Como si te fuesen sacado del basurero — dejó caer mis brazos.

—Eso me ha dolido mucho en el corazón — me hace saber que le importa un carajo.

—¿Cuándo comenzaras a vestirte frente a un espejo? Tienes unos gustos horrorosos, lo peor de todo es que eres hermosa y desperdicias tu belleza con esa fea vestimenta — se levanta al fin de su asiento.

—No tengo más ropa, y así me siento cómoda — baja sus lentes para recorrerme con la mirada.

—Con esa ropa no levantarás ni una mosca, el primero que te vea se irá espantado y con mucha razón, yo no corro porque soy tu amigo — se comienza a colocar sus zapatos — cancelas tus planes, nos vamos de compra por algo más decente que esos trapos, ¡Ay es que estás tan horrible! Mejor ni te miro — río por su comentario y sus gestos, mi amigo es un vacilón.

—¿De compras? — asiente.

—Así es, está noche es la fiesta en la casa de mis padres y tú no irás así como un desastre, o sea, primero muerto que vivo permito este bochorno, habrán grandes hombres y ninguno caerá en tus encantos, es que ni eso posees — entristezco mi rostro.

—Yo no quiero a ningún idiota en mi vida, así que si me arreglo es para que te quedes tranquilo — toma su billetera.

—Por lo que sea igual necesitas con urgencia que te salve la vida, mueve el culo, nos vamos a transfórmate — camino con fastidio — Ahs, hasta un cambio de caminar necesitas, estás crítica mi amor, ¿De donde te sacaron? Qué Horror ¡Horror!

Comienzo a reír como demente por su drama, si mi amigo fuese mujer diría que fuese la más coqueta y hermosa del universo, les confieso que su vestimenta es la más fina que puede existir, él es todo sofisticado, viene de una familia importante, es de clase muy refinada, no soporta el desorden a excepción de mi, soy su peor desorden pero dice que por amor me soporta todo, incluso vivir así en nuestro departamento, si lo ven salen corriendo.

Yo no soy la chica sexi, mi vestimenta siempre es desahogada, nunca uso tacones ni sandalias, soy deportiva, tenis, monos y suéter, así me siento bien y contenta. Según él dice que soy muy hermosa, mi piel es pálida, algunas pecas en mi rostro, cabello negro largo despeinado, delgada, senos a buen tamaño, un trasero redondo, ojos color verdes y labios carnosos, quizás bien vestida me vea linda, pero hermosa jamás.

Iré de compra porque me invitó a la celebración que tiene su padre, y es lógico que no puedo llegar allá como un traste, no solo avergonzaría a mi amigo, si no a su familia, quizás Lorenzo ni le preste atención, pero su familia lo dudo, y menos su padre, quien siempre es atento a todo aquello que pueda tachar su reputación.

Yo también vengo de una buena familia, no tan importante como la de mi amigo pero si con algo de dinero, mi padre tiene una pequeña empresa en el país, soy hija única, hay una persona que es como mi hermana, y esa es mi prima Estela.

Mi familia vive al otro lado de la ciudad, por mis estudios decidí mudarme con mi amigo del alma, mi osito enamorado, tenemos toda la vida conociéndonos y puedo decir que por el daría hasta mi vida.

Entramos a su auto y él le indica al chófer a donde debe llevamos.

—Olivia bebé, ¿Crees de verdad deberíamos de ir buscando otra universidad? — dejo mi celular para prestarle atención.

—Me parece que si, esos temas de mafiosos son muy delicados y siendo el fundador de la universidad dudo que la vuelvan a reactivar — digo un poco afligida, ya me faltaba poco por terminar.

—¿Pero no deberían de asignarnos a una universidad? Digo, esto es algo que se nos escapa de las manos —quedo pensado.

—El lunes averiguo todo con calma — es lo mejor que puedo hacer.

—No se que haré en este tiempo — palmeo su hombro.

—Yo estuve pensando en buscar un trabajo, creo que es momento de dejar de depender del dinero de mi familia — mi amigo abre sus ojos.

—¿Qué? ¿Trabajar? Estás loca cariño, yo trabajo y muero lentamente — siempre espero que a mi amigo jamás le falte el dinero, está acostumbrado a que todo se lo de su padre, aunque el día que le falte ahí estaré yo para ayudarlo.

—Yo quiero hacer algo por mi, a veces me siento inútil por no hacer nada — todo lo que tengo es por el dinero que me envía mi padre, pero nada lo tengo por mi propio sacrificio.

—Yo te apoyo desde aquí, quien sabe que no trabajara seré yo mi osita — le doy un abrazo.

—Yo trabajaré por los dos — beso su mejilla.

—Hemos llegado, te traje a la tienda donde nosotros compramos nuestras ropas, aquí tienen mucha variedad y belleza, tu vas a salir de aquí toda una diva — Me relajo y bajamos del auto, entramos a la mega tienda y definitivamente aquí dejare todo lo que mi padre me ha enviado.

Lorenzo me guía al segundo nivel donde yace la ropa de mi edad, tengo 24 años, aún soy joven, un bebé diría yo.

—¡OMG! Mira ese vestido, a ti se te verá precioso, estoy seguro que con él lucirás como una zorra — ¿Quién dijo que quería lucir así?

—A ver, vinimos por ropa decente no indecente ¿Ok? No quiero una ropa donde muestre todo, algo que no me haga lucir como una chatarra — me ve fastidiado.

—¡Vaya! Mira ese vestido, te quedará genial, debes probártelo — está es la razón por la cual odio comprar ropa.

—¿No podemos comprarlo y listo? ¿Sin necesidad de probármelo? — se cruza de brazos.

—No, osita primero tienes que probarte el vestido y chequear si te queda bien — camino desanimada hasta el vestidor — ten — me pruebo el bendito vestido.

Salgo y me veo en el espejo, definitivamente es hermoso, me siento como una diosa, pero también me siento incómoda, no soy de mostrar mis piernas.

Mi amigo aplaude y va en busca de un centenar de ropa mas, al verla casi me infarto, de aquí no saldré en semanas.

No se cuanto tiempo ha pasado, me probé infinidades de prendas de vestir, ya estoy agotada, mi amigo me hizo comprar una cantidad de ropa incontable, dijo que le iba a hacer una limpieza a mi clóset, que tiraría toda mi ropita a la basura y que lo llenaría con la nueva.

Esta muy hermoso todo lo que se compró, pero a veces me hará falta mi ropita desahogada.

Mi amigo me insistió en irnos directamente a casa de sus padres, dice que no quiere tener que llegar tarde y que su papá le reclamé por eso, es un señor muy estricto y le gusta la puntualidad y todo el orden.

Cuando se enteró de la sexualidad de Lorenzo fue un gran problema, casi le da algo, incluso lanzo a la calle a mi amigo por un tiempo, pero yo me encargue de que no pasará trabajo y le di alojó en mi casa hasta que su padre volvió arrepentido a buscarlo.

Yo no me siento muy animada de asistir a esa fiesta, y no por mal, si no porque yo nunca he encajado con los de la alta sociedad, digamos que existen muchas personas de dinero que se creen superior a los demás, y ese círculo social que rodea a la familia de mi amigo no es bueno, la mayoría son una banda de hipócritas que se tratan por conveniencia.

—¿Estas bien? — me pregunta al momento de que entramos a su habitación.

—Sí, es que… esta vez como que habrá muchas más personas ¿No? — se tumba en su amplia cama.

—Así es, cada año es más, entiendo tu incomodidad, yo también me siento como tú, odio esa gente, viene aquí por interes, saben que mi padre es un hombre importante y todo aquel que lo rodee será en algún momento importante fácilmente— dejo mi bolso en la cama, baje del auto algunas de las ropas que compre.

—Bueno, nosotros dos mantengamos al margen de todos ellos — tocan la puerta.

—Pase — habla mi amigo.

—Permiso — es el padre de mi osito, ese señor es un grandioso bombo, un sugar Daddy, el sueño de muchas mujeres, en la fiesta habrán más de una que le lanzaran unas miradas violadoras— Hoy vendrá una persona muy importante a la cual hacía mucho tiempo que no veía, no quiero que hagas nada tonto, ninguno de los dos en realidad, los aprecio a ambos pero saben que este tipo de fiestas es muy importante para mí — mi amigo se mete en su teléfono.

—Como ordene capitán — ríe y sale de la habitación.

—Odio cuando quiere aparentar ante los demás, quiere fingir una vida perfecta cuando no es así — llego a su lado.

—No hables así de tu padre amigo, a pesar de ser como es él te ama mucho y todo lo que hace es por ti y tu futuro — ese señor podrá ser un idiota, pero si hay algo de lo que todos podemos estar seguro es de que ama a Lorenzo con todo su ser.

—Es cierto — me abraza — ¿Quién será ese invitado nuevo? — a quien le viene a preguntar.

—Yo solo se que soy una invitada — se levanta de la cama.

—Sera mejor arreglarnos y bajar antes de lleguen los preferidos de papá — suspiro resignada.

Como dijo mi amigo nos arreglamos antes de que todos llegarán, esta noche luzco un vestido  hermoso, el color de arriba es un beisg claro con una malla del mismo color floreada y con perlas de decoración, la falda es en color turquesa y tiene una abertura a un lado que va acompañada de un vuelo sencillo, desde la cintura hasta el final de la abertura, poseo unos tacones cerrados adelante en color dorado, son finos y delicado, en realidad hace lucir muy bien mi vestimenta, mi cabello está suelto, y mi maquillajes es apenas notable, mis aretes son un poco exagerados, pero si no los usaba a mi osito le iba a dar algo.

—¡WoW! Esta noche muchos perros ladraran — dice al verme.

—No empieces, no quiero ningún acosador detrás de mí — los invitados comienzan a llegar, entran uno y dos y muchos más, no se donde entrara tanta gente.

—Ay mi osita, creo que ya me volví enamorar — me señala con su mirada al hombre de al frente, definitivamente es un bombo, mi amigo se enamora de todos.

—¿Y si vamos a la cocina por comida? — sabe que no puedo estar sin comer.

—¿De verdad? No es momento de comer, mira a tu alrededor, estamos minados de adonis de todo tipo ¿y tú piensa en llenar tu estómago? Que desperdicio nena.

—Yo únicamente sé que tengo hambre — me señala que vaya yo a la cocina.

—Te espero aquí entonces — sonrió y voy por algo de comer.

Al llegar lleno mis ojos al ver tanta delicias aquí, no sabría ni por dónde empezar, quisiera devorarme todo y no dejar nada, quizás lo platos vacíos y limpios.

Me acerco a la bandeja de camarones, tomo uno y lo hundo en una salsa de tocineta picante, lo llevo a mi boca y disfruto de este rico y delicioso sabor, no hay nada que más me encante que los camarones, soy una adicta al camarón, me vuelven loca.

Tomo un plato y coloco algunos de ellos ahí, en un taza pequeña sirvo un poco de la salsa, cuando me doy la vuelta tropiezo con un monumental cuerpo de piedra, la salsa se esparce por encima de su traje caro, y el plato se quiebra al hacer contacto con el suelo duro, mi ojos ven a mis camarones quedar tendidos en el suelo, odio al sujeto que lo arruinó todo.

—Olivia — la voz del padre de mi amigo me hace temblar, tanto que ni siquiera me atrevo a levantar la mirada —Mira lo que hiciste — hago un puchero, tengo ganas de llorar, lo primero que dijo fue que no hiciéramos nada tonto y yo la cagué.

—Lo…lo siento — busco una toalla y me acerco a ese hombre de mirada fría y congelada, con torpeza limpio su saco, pero solo lo arruinó más, él sujeta mi mano y me paralizo, las suyas están heladas, su presión es fuerte, no causa dolor pero si ocasiona incomodidad, obligada por él mismo lo veo a los ojos, mi cuerpo tiembla, esa mirada da miedo, es espeluznante, está llena de odio y rencor — Lo siento — mi voz sale en un susurro.

—¿Qué estabas haciendo? — me siento en una prisión con tantas miradas imponentes, pero más por la de este sujeto, que no deja de verme, no pierde detalles de mis movimientos.

—Yo vine por algo de comer y… de verdad lo siento — ya mis lágrimas amenazan con salir.

—Tenga más cuidado por donde ande señorita — habla el sujeto causando estremecimiento en mi cuerpo — Pudo haberse lastimado, o peor aún… pudo haber estado en el lugar equivocado — libera con calma mi mano y me quita la toalla, se da la vuelta y sale junto a un grupo de hombres, cuando ya va más retirado voltea su rostro para mirarme nuevamente, no expresa nada.

Mis lágrimas por fin son libres y el aire vuelve a mis pulmones, me sentí tan chiquita ante ellos, todas esas miradas eran fría y aterradoras, incluso la del padre del mi amigo era igual.

Ese hombre da escalofríos, espero jamás en vida volver a tener que verlo, es más, será mejor encerrarme en la habitación y no salir de ahí hasta mañana.

Presiento que ese sujeto no es bueno, algo en mi me lo dice.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo