Punto de Vista de Luis
En un momento, estaba en el suelo, con la cabeza inclinada, y al siguiente, mi barbilla estaba siendo sostenida con una fuerza aterradora. Su mano era fría contra mi piel, pero su agarre se sentía como fuego. Jadeé, la presión aguda, y luego fue como si mis propios huesos temblaran ante la orden en su toque.
—No me decepciones otra vez —señaló con frialdad.
Sus ojos oscuros se entrecerraron, y antes de que pudiera pensar qué hacer o decir, su poder surgió a través de mí, y en un solo y brutal movimiento, rompió algo en mi cuerpo.
Un hueso de mi muñeca se hizo añicos con el sonido agudo e insoportable resonando en mis oídos, seguido de un grito que no pude controlar del todo.
Me retorcí en agonía, mi cuerpo luchaba contra la ola de dolor insoportable que se extendía desde el hueso roto hasta todo mi cuerpo. Jadeé en busca de aire, pero cada respiración se sentía como un trozo de cristal dentado en mis pulmones.
—Por favor... Maestro... Misericordia... —rogué, ape